201805.01
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La Manada. Yo sí me he leído la sentencia, pero no voy a hablar de la sentencia

Reconozco que me ha afectado el tema del a manada, pero lo que más inquietud me ha producido ha sido la reacción popular generalizada a la sentencia. Salvo excepciones, lo que he constatado en medios de comunicación, en redes sociales y en las opiniones personales, ha sido un rechazo absoluto a la resolución judicial e indignación por considerar insuficiente la pena y que la sentencia atenta contra la dignidad de La Mujer. Mi percepción ha sido una petición generalizada de Venganza en nombre de la Justicia. Parece que todo el mundo se erige, no solo en Juzgador (la mayoría, implacables y sin ningún miramiento para la Presunción de Inocencia o el Derecho de Defensa) sino también en Legislador (instando a un endurecimiento inminente de las penas para estos delitos, pidiendo una reforma en caliente, a golpe de titular y de hecho mediático). Todos sabemos que la ignorancia es atrevida. Y peligrosa. En este caso, en vez de un análisis riguroso y sensato, que creo que es lo que exige una materia tan delicada y tan trascendente como ésta y que esoy convencido de que permitiria sacar conclusiones beneficiosas para el futuro, me he encontrado en muchas de las manifestaciones contra la sentencia, una seria distorsión de la información, producida tanto por la falta de fiabilidad de muchas de las fuentes, como por un análisis superficial y poco cuidadoso de la información. Una sentencia de 370 folios (incluyendo el voto particular) es ardua de leer (he de reconocer que a mi me ha llevado muchas horas su lectura y comprensión), pero es muy rápido hacer nuestros un tuit, un meme, las consideraciones de un tertuliano o una consigna. Y digo esto porque estoy convencido de que quien se ha leido la sentencia no podrá decir que los magistrados van en contra del “no es no”, ni del “yo sí te creo”, porque la condena se basa en darle una credibilidad sin fisuras a la joven. Otros eslógans como “esta sentencia sí es violencia” creo que son difamatorios e irresponsables.

Explorando un poco más a fondo, me encuentro con que masivamente quien escribe, reenvía, se indigna y en bastants ocasiones menosprecia la sentencia, no se ha ha leido!. En una materia tan trascendente me parece irreponsable ´tocar de oído´. No digo que haya que ser experto, los legos tienen el mismo derecho a dar su opinión, pero creo que sí es necesario documentarse adecuadamente.

Pero es que ni siquiera los que hemos leido la sentencia, podemos hacer un juicio de valor sobre la misma, porque no hemos conocido las pruebas que se han practicado en el acto de juicio, que son las únicas que nos permitirían formar un criterio minimamente sólido. (principalmente la declaración de la joven y los vídeos aportados).

El error está, en mi opinión, en esperar que los jueces de este procedimiento, en vez de dictar una sentencia una vez valoradas las pruebas concretas de este caso, aplicando la ley según su leal saber y entender, emitan un tratado ejemplarizante y genérico sobre el machismo y la violencia contra la mujer. No es su cometido.

Respecto al escándalo generado por lo exiguo de la pena, echo en falta un análisis profundo sobre lo que significan 9 años de privación de libertad, si hay un mayor resarcimiento a la víctima por el hecho de que se impongan 23 años en vez de 9, si se es consciente de que la pena impuesta es un año menos que la mínima del homicidio, y dos años menos que la tan reclamada violación (término que parece reivindicarse y yo considero que debería desterrarse por estigmatizador para la víctima, lo q ue dificulta su recuperación) y si la solución a este conflicto pasa por la imposición de penas tan obstaculizadoras de la reinserción.

En mi opinión no cabe sostener de forma seria tesis, como las que se esconden en muchísimas de las manifestaciones efectuadas estos días: que por el hecho de ser una mujer, haya sido violada; por el hecho de ser una mujer haya que darle una credibilidad ciega; por el hecho de haber denunciado haya que entender automáticamente probados los hechos, y que el hecho de mantener relaciones sexuales con cinco varones significa necesariamente que no hay consentimiento.

Quien se ha leido la resolución judicial es plenamente consciente de que aquí no se ha juzgado a la víctima, y se la ha tratado, como no puede ser de otra forma, con exquisito respeto, pero es obvio que para dictar una sentencia es necesario efectuar un análisis pormenorizado de las pruebas, y en este caso, la principal y casi única prueba de cargo es el testimonio de la denunciante, por lo que no cabe eludir su valoración. Nuestra jurisprudencia es garantista al máximo, puesto que el Tribunal Supremo es firme y constante a la hora de mantener que basta con el testimonio de la víctima para dictar sentencia condenatoria. Pero creo que todos estaremos de acuerdo que para condenar hay que probar primero. Otra manipulación de la sentencia atribuible a un desconocimiento de su contenido es que es necesario resistirse para que exista intimidación. Ni el Tribunal Supremo ni esta sentencia mantienen esa tesis sino la contraria, y se hace constar de forma expresa.

La repercusión brutal que desde el principio ha tenido este asunto en la opinión pública, retroalimentada por los medios de comunicación, que han decidido exprimir la información hasta un límite absolutamente innecesario y hasta grotesco, generando una verdadera intoxicación informativa, provocando el morbo y jugando en muchas ocasiones con la sensibilidad social, lo que ha ha desembocado en un auténtico y peligrosísimo Juicio Paralelo. A los acusados se les ha juzgado y condenado mil veces en los medios. Y frente a ello, creo que la decisión judicial ha sido meditada y fundamentada, además de valiente. Porque no nos engañemos, aquí lo fácil hubiera sido condenar al máximo sin miramientos. Tal decisión hubiera generado una acogida social mucho más favorable, desde practicamente todos los ámbitos. Estamos hartos de escuchar la frase “respeto la decisión judicial”, pero visto está que las respetamos en tanto en cuanto sean acordes con nuestras ideas. Y yo creo que la generalidad de la gente no es consciente de la presión que ello genera en los jueces hasta generar la paradoja de que parezca que son ellos los enjuiciados si sus resoluciones no se entienden o no son acordes con el sentir popular.

Para mi la gravedad radica, no en la expresión del parecer de cada uno,que por supuesto es legítimo y beneficioso para la sociedad, sino que esa indignación desinformada, demagógica y masiva genera cambios sociales, políticos y legislativos enfocados a un endurecimiento de la norma penal y una restricción de derechos innecesaria y en mi opinión, contraproducente.

Es una lástima no aprovechar esta oportunidad para hacer una reflexión serena que nos permita avanzar (en comprensión, en derechos, en respeto) en vez de retroceder.

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