La importancia de la información en el ámbito sexual
En una materia tan delicada y que ha generado tanta controversia, sobre todo últimamente, considero que hay consenso en la necesidad de la educación sexual orientada a adolescentes con objeto de evitar o al menos paliar la comisión de delitos sexuales. La legislación prevé la obligación de impartir esta educación, así como de la existencia de protocolos para la prevención, detección y erradicación de violencias sexuales. En ocasiones, el conocimiento y la educación son agentes de cambio más poderosos que el miedo al castigo.
Desde la criminología siempre se ha entendido la importancia de la prevención general, que va dirigida a disuadir a la ciudadanía de la comisión de delitos. Y esta prevención general tiene dos aspectos, llamados así por la doctrina: el positivo y el negativo. Entienden los autores que la prevención general positiva está orientada a la interiorización de los valores jurídicos por parte de la sociedad, generando adhesión a la norma. Y la prevención general negativa es la destinada a provocar intimidación en la ciudadanía mediante la amenaza de la imposición de una pena para disuadirle de la comisión de conductas delictivas. Ambas tienen su papel, pero es fácil entender que todo el terreno que se gane a través de la prevención general positiva (formación y educación), no será necesario recorrerlo por la prevención general negativa (endurecimiento de las penas y rebaja de la edad penal).
Porque los fines principales de una pena o de una medida judicial en el ámbito de menores es la prevención y, una vez cometido el hecho, la reeducación y reinserción social, tal y como establece el artículo 25.2 de la Constitución española, teniendo el aspecto retributivo un papel residual.
La formación orientada a la adolescencia en el ámbito sexual tiene un aspecto importante que es el de dar a conocer la ley y su contenido, que en la mayoría de los casos es desconocida. Parece sensato dar este primer paso de dar a conocer la norma antes de agravarla. Si una vez realizada una labor seria, concienzuda y real de difusión y concienciación, la prevención general positiva no funciona, es cuando en su caso, cabría plantearse si esa norma es ajustada o no al hecho que pretende evitarse.
Todos nos hemos encontrado a personas que abogan por el endurecimiento de los castigos, pero que, preguntados acerca de ellos, realmente no conocen cuales son las penas que establece la ley, ni sus límites.
Por otro lado, en este ámbito, considero fundamental el papel de los medios de comunicación que, en muchas ocasiones, parecen empeñados en dar una visión sensacionalista y catastrofista, quizá vinculado al fin de generar en el lector el interés necesario para provocar el ansiado click. Sin embargo, estoy absolutamente convencido de la importancia de los medios y las redes como herramienta para amplificar esa formación desde una perspectiva realista y enfocada a la solución.
Hay aspectos que considero básicos en esa educación sexual: la importancia, desde siempre, del consentimiento; del respeto a la persona; el conocimiento de los límites y las consecuencias de transgredirlos. Y en esa formación, entiendo que la abogacía tenemos un papel importante.