Eso es lo que debatimos ayer en el ICAV Abogacía en una mesa redonda donde estaba presente la perspectiva jurídica, la psicológica (por un miembro de Dale Una Vuelta) y la perspectiva policial.
La conclusión es que en la pornografía está ausente un elemento primordial es cualquier relación sexual lícita, que es el consentimiento. Y ello lleva a una banalización del mismo y de la intimidad en sí misma, lo que se traduce en la comisión de conductas perpetradas desde la inconsciencia y la irresponsabilidad. Nos moderó Neu Fernández Domingo en representación de la Sección de Infancia.
Como soluciones apuntamos la creación de un grupo de trabajo multidisciplinar que elabore un material didáctico dirigido a adolescentes, pero también a familias y docentes.
También el establecimiento de un sistema de verificación de edad fiable y seguro para el acceso a contenidos inadecuados para menores.